Pues no solo escribo teatro, también me gusta escribir cuentos o lo que se me ocurra. No son las grandes historias, definitivamente no soy un genio en esto de escribir, pero fueron historias que cumplieron su cometido porque las conté en noches complicadas al mejor público que puedo tener: mis hijos. Así que ahora estarán aquí, por si alguna mamá o papá las necesita.
Qué extraño (un cuento de vampiros)
Sergio fue a jugar a mi casa ayer, comimos pizza y tomamos mucho refresco, es muy raro porque mi mamá no me deja comer eso, dice que son cochinadas.
Me pareció extraño que me diera permiso de jugar videojuegos, mi mamá es muy estricta con las reglas: primero la tarea, luego los juegos. Pensé que si mi mamá me daba tantas libertades era porque había un invitado en la casa, así que aproveché el día: comí mucho, jugué más y lo mejor ¡no hice la tarea!
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Aunque ahora, castigado con este trabajo de escribir algo y viendo a mis amigos disfrutar del recreo, ya no parece buena idea. Así que tengo que escribir un cuento, no va a ser tan difícil, ni siquiera tengo que inventar la trama, voy a escribir sobre la realidad porque desde hace unos días pasan cosas extrañas en mi casa.
Estoy seguro que nadie me va a creer, pensarán que sólo es la imaginación de un niño que ve mucha tele y lee historias de terror, pero todo lo que voy a contar es verdad. Pura verdad.
“Mi vida era completamente normal, como la de cualquier niño, ir a la escuela, hacer la tarea, jugar, pelear con mi hermano, comer y dormir (también ir al baño, pero no estoy seguro si todo eso se pone en un cuento, en las historias que leo nadie va al baño, parece que los superhéroes o los monstruos no tienen esas necesidades, los monstruos no tendrían porqué ir al baño pero los superhéroes… en fin, eso será discutido en otra ocasión); mi papá se iba a trabajar, mamá trabajaba en la mañana pero pasaba toda la tarde con nosotros.
Hace tres días todo cambio.
El lunes mi mamá nos despertó tarde, salimos corriendo hacia la escuela y ¡no nos puso lonche! Eso sí, nos dio dinero para que compráramos algo en el recreo. Los ojos de mi mamá estaban muy rojos, como si hubiera llorado toda la noche. A la salida esperamos a mi mamá en la esquina, pasaban los minutos y no llegaba. Mis amigos se iban con sus papás y la escuela se quedaba sola, mi hermano casi se pone a llorar, como soy el más grande lo tuve que consolar, le explique que mi mamá no tardaría en llegar, que no se asustara.
-¿Y si ya se olvidó de nosotros? –preguntó muy triste.
-Claro que no –le contesté-, es más fácil que la secuestren unos extraterrestres a que se olvide de sus hijos.
Nos pusimos a discutir sobre todas las cosas por las que a mamá se le pudo haber hecho tarde, lo hicimos sólo para matar el tiempo y no sentirnos tan abandonados. Vivimos en una ciudad muy grande y no podíamos irnos solos a la casa.
Después de veinte mil horas mi mamá llegó (ella dice que sólo fueron 20 minutos), estaba muy pálida, tenía puestos unos lentes oscuros y dijo que le dolía la cabeza con tanto sol.
A la hora de la comida y cuando hicimos la tarea mi mamá estaba como zombi, se movía y hacia todas las cosas comunes, darnos de comer y ayudarnos con alguna pregunta difícil, pero sus ojos veían hacia adentro, estaba como perdida en sus pensamientos o en otro mundo. En todo el día mi mamá no comió, ni siquiera una fruta.
En la noche mi papá no llegó a dormir.
El martes por la mañana mi mamá se veía fatal, salió desarreglada, quejándose de todo y regañándonos a mi hermano y a mí por cualquier cosa. Algo estaba convirtiendo a mamá en un monstruo. Ya conté lo que pasó ayer.
En la noche discutiré con mi hermano ya sé que le pasa a mis papás. ¡Se están convirtiendo en vampiros!
Están todas las señales: mi papá no aparece, seguramente él fue el primero en ser mordido y ahora ya debe tener su sarcófago en algún cementerio de la ciudad.
No creo que se acuerde de su familia, ya llevo tres días sin verlo. Mi mamá está a punto de ser un vampiro, no soporta la luz del sol, ya no come, tiene los ojos rojos. Lo que más me preocupa es que se le olvide que nosotros somos sus hijos y nos clave sus poderosos colmillos, chupándonos hasta desangrarnos.
Quizá sea buena idea conseguir ajos, cruces y una estaca. Soy un niño inteligente, sé muy bien cómo se acaba con los vampiros.